lunes, 10 de octubre de 2011

La víctima olvidada de un crimen horrible

Meredith Kercher era licenciada en Estudios Europeos. Tenía 21 años y era hija de un matrimonio integrado por un periodista independiente y una ama de casa de origen indio. Tenía dos hermanos menores y una hermana mayor. Había llegado a Italia en el marco de un intercambio estudiantil y no hacía mucho que estaba. Un par de meses antes del crimen, había comenzado a vivir con Amanda Knox, una joven norteamericana, de Seatle, de 20 años, que estudiaba lengua y que también estaba en un régimen de intercambio. Amanda se ayudaba en sus gastos con un trabajo de mesera en la discoteca de Patrick Lumumba (44). La vida de Amanda era complicada, el exceso de alcohol y drogas era habitual en ella y sus amistades.
Era conocida por su vida descontrolada y promiscua.
Nunca quedará en claro lo que sucedió esa noche. Sin embargo, el cuerpo de Meredith apareció destrozado por 43 puñaladas aplicadas en la zona del cuello, con rastros de una violación y el robo de sus celulares y 300 euros.
  • Los ADN
El 6 de noviembre fueron detenidos Amanda y su novio, Raffaele Sollecito (23), como sospechosos del crimen.
Amanda inculpó a Lumumba, pero luego quedó fuera de la investigación por falta de mérito. El cuchillo que fue encontrado escondido en la casa de Sollecito tenía rastros de ADN de la víctima en la punta del filo y de Amanda Knox en el mango, pero en concentraciones muy bajas, lo que permitió que en el primer juicio Amanda y su novio fueran condenados a 26 años de prisión; pero luego esas pruebas, en la instancia de apelación fueron consideradas insuficientes para inculparlos.
El ADN del marfileño Rudy Guede lo ubicó en la escena del crimen como autor de la violación, aunque en su defensa sostuvo que la relación con Meredith había sido consentida.
  • Primer juicio
El 4 de diciembre de 2009, un jurado integrado por ocho personas declaró a Knox y Sollecito culpables, y recibieron una condena de 26 y 25 años, respectivamente. Para la acusación, no era tan importante la falta de pruebas concretas sobre quién la asesinó. Consideraron los perfiles psicológicos de las personas implicadas mostrando a una Amanda manipuladora, vengativa y sin sentimientos, capaz de matar a su compañera debido al odio que había llegado a sentir por ella como consecuencia de la convivencia; en tanto, el perfil de Raffaele era el de un pusilánime capaz de participar en el asesinato por órdenes de su novia. Los abogados de Amanda jugaron con la imagen angelical de la chica, además de una serie de acciones llevadas a cabo desde Estados Unidos para librarla de la pena, ya que consideraron que la Justicia italiana no podía decidir sobre el destino de sus ciudadanos. Finalmente, el 3 de octubre de 2011, es decir hace una semana atrás, liberaron a la pareja porque el Tribunal de Apelaciones consideró que los ADN ni los perfiles psicológicos eran concluyentes para encarcelarlos. Sin embargo, Guede continúa privado de su libertad. La familia de la desdichada Meredith sigue pidiendo justicia.

ARCHIVO DEL CRIMEN


Fuente: El Tribuno

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