sábado, 8 de octubre de 2011

Niña de 16 años apareció ahorcada en la casa de un tipo de 54

 
María Rosa Lopéz
La víctima tenía 16 años y hay mensajes de texto que comprometen al hombre. Ocurrió en barrio San Carlos el 21 de septiembre. El sospechoso dijo que se había suicidado, pero hay dudas sobre su versión.

Una niña de 16 años oriunda de El Galpón, identificada como María Rosa López, murió en casa de su amante, Alfredo Rodríguez (54), en el barrio San Carlos de esta capital, a donde había arribado después de mentirle a su familia que se iba a visitar a unos amigos en Metán.
El deceso se produjo por asfixia por ahorcamiento y la causa se caratuló inicialmente como posible suicidio. Sin embargo, la jueza de Menores, Silvia Bustos Rallé, al evidenciar una serie de contradicciones en los informes policiales y las declaraciones del sujeto y en virtud de la diferencia de edades entre ambos, elevó el caso al Juzgado de Instrucción Formal 5, a cargo de Pablo Arancibia.
La mamá de la niña, Rufina López, dijo ayer a El Tribuno que “durante el tiempo que permaneció a solas en casa de ese hombre, en el barrio San Carlos de esta capital, envió a sus amigas, el 20 de septiembre, una decena de sms en los cuales les advertía que le faltaba el aire y que tuvo una discusión con su novio, a quien había identificado como Alfredo Rodríguez. Rato después envió el siguiente mensaje a su madrina (textual): "Perdón que te joda a esta hora, madrina, acaso yo soy una mala persona'. Pero sucedió algo: Rodríguez tomó el teléfono de ella y comenzó a enviar mensajes a todos los destinatarios de sms de ella, diciéndoles que si seguían en contacto con su novia, les iba a avisar a sus respectivos padres. Todos estos textos, hasta el último, de horas 21.48, están registrados en los aparatos de sus amigas y madrina. Sin embargo, cuando la Policía nos entregó sus pertenencias, todos habían sido borrados y el chip del aparato estaba al revés. El último de ella decía: "Estamos discutiendo con Alfredo'”.
La muerte se produjo en la manzana 2, casa 1, el 21 de septiembre, cerca de las 23.30.
Alfredo Rodríguez, empleado de una contratista dedicada al cableado público, se comunicó primeramente con su patrón, Daniel Lauría, y después con la Policía. La víctima fue descolgada por él y la única impronta que tenía, según quienes prepararon el cuerpo para el velatorio, era la marca de un cable sobre su cuello

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