Los chicos contaron en Cámara Gesell sus horribles padecimientos. El sujeto es un empresario vinculado a la construcción y a un corralón del barrio Aráoz, en la zona sur de Salta.
El procedimiento realizado por efectivos de la División de Prevención y Lucha contra la Trata de Personas de la Policía de Salta fue detenido hace 48 horas un empresario de la construcción y copropietario de un corralón de la zona sur de la ciudad, acusado de violación reiterada y violenta en perjuicio de dos de sus hijos, un varón y una niña, ambos preadolescentes, de 12 y 14 años respectivamente.
El hombre identificado como Jesús Antonio Chilo, de 43 años, fue aprehendido a la salida de su trabajo, un comercio de venta de materiales, en el barrio Aráoz.
Era buscado desde 2009, pero por razones no especificadas, jamás los policías encargados de notificarlo pudieron hallarlo.
El caso está en manos del juez de Instrucción Formal 1, Martín Pérez, quien ante la imposibilidad de dar con el acusado, ordenó su captura nacional e internacional y derivó las pesquisas a la División de Lucha contra la Trata de Personas.
Chilo fue denunciado por su exesposa, de quien se halla separado desde 2005.
La mujer contó al magistrado que se desvinculó del imputado en razón de su violencia física y psicológica en su perjuicio.
Dijo que a partir de ese momento, sus hijos, que son tres, visitaban periódicamente a su padre, pero que, en 2009, el mayor, que ahora tiene 14 años, le pidió hablar a solas con ella y le realizó un relato aterrador, describiendo con lujo de detalles a los abusos sexuales a los que eran sometidos él y su hermana, que ahora tiene 13 años.
El magistrado a cargo de la causa dispuso que los preadolescentes fueran entrevistados por una psicóloga en Cámara Gesell y que de esas conversaciones -que se hacen en un recinto cerrado adecuado para su edad, donde no hay más personas que ellos y la especialista- quedó en claro que ambos habían sido sometidos a prácticas de un sadismo irreproducible.
La madre de las víctimas reveló que ella sospechaba, antes de la confesión de su hijo mayor -realizada en una charla, donde lloró desconsoladamente y suplicó no ser enviado nunca más a la casa de su progenitor- que algo malo estaba pasando, ya que ambos e incluso la menor de sus hijas, que aparentemente no fue sometida por el acusado, habían involucionado intelectualmente y su carácter se había tornado hosco.
De la misma manera, la mujer contó que sus rendimientos escolares decrecieron notablemente y que ahora, tras tener conocimiento de las torturas a las que habían sido sometidos durante casi tres años seguidos, comprende el daño que se ha producido en la psiquis de sus niños.
Cabe destacar que la Cámara Gesell en la que los menores dieron irrefutables pruebas del horror al que fueron introducidos, fue realizada en noviembre del año pasado. A partir de ese momento se intensificaron las tareas de búsqueda de Chilo, realizándose decenas de allanamientos y otras diligencias, pero nunca antes lo habían podido detener.
Por eso es que ante la falta de éxito de las tareas destinadas a hallar a Chilo, fueron encomendados a Trata de Personas.
Fuente: El Tribuno
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