domingo, 23 de octubre de 2011

Una noche de luna y de terremoto

Por estos días, se cumplen 167 años que un violento terremoto sacudió a Salta. Don Valentín Rodríguez, un salteño que vivió esos dramáticos momentos en 1844, contó, cincuenta años después al diario local “El Cívico”, cómo fueron aquellos terribles momentos.

“Terminaba la jornada del 18 de octubre de 1844. Eran aproximadamente las diez de la noche y por el calor que hacía, la gente aún no se había entregado al reposo. Todavía caminaban por las calles grupos de paseantes aprovechando la claridad de una hermosa noche de luna.

Desde días antes venía sintiéndose una atmósfera pesada, con un calor sofocante en calma. Pero en la noche del 18 hacía tanto calor, que a las diez y media de la noche todavía me hallaba con las puertas de mi casa de negocio abiertas, esperando alguna brisa. Conversaba en la acera con Manuel Fernández, hoy canónigo de la Merced, cuando oímos un ruido tan grande, tan espantoso, que no supe entonces con qué compararlo, y ni hoy sé. Como máquinas, corrimos para la plaza y, al cruzar por frente de la Catedral (la vieja Iglesia de los Jesuitas), oímos sonar la campana, sonido que, a esa hora y en ese momento tan angustioso, sólo podría producirlo el movimiento de la tierra que hacía balancear el campanario.

Estábamos, pues, en plena alarma. El pueblo se precipitó a la plaza principal y, movido como por un resorte, corrió a la Catedral, golpeó las puertas del templo, se introdujo en él y, apoderándose del Cristo y de la Virgen, que aún permanecían en sus andas en el presbiterio, los sacaron a la plaza, ante cuya presencia todo el pueblo cayó de rodillas.

Fuente: El Tribuno

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